sábado, 5 de mayo de 2012

Más frío que el hielo, más ardiente que el deseo

¿Alguna vez has sentido que la vida era tu peor pesadilla? ¿Que cada día es un paso inútil hacia la traidora muerte? ¿Que hagas lo que hagas, tu vida estará llena de sufrimiento hasta que decidas caer al suelo, derrotada, dolida, triste?
A veces necesito pararme a pensar en las cosas, sentarme en una esquina y ver el pasado volar a través de mis ojos. Analizo mi comportamiento, las cosas que hago y por qué las hago. Y me doy cuenta de que estoy vacía, de que a veces no siento nada. De que debería sentirme arrepentida, culpable, con remordimientos, pero es todo lo contrario. Y si eso me hace convertirme en una mala persona, lo soy. Ciertamente soy de lo peor, realmente no te merezco, pero no puedo mentirte, no puedo engañarnos.
Pero aunque no sienta lo que debería sentir, me recorre las entrañas una especie de impotencia, de desgana. Cuando pienso en ello, sentada en mi esquina, no sé si llorar o reír. No sé si decirte que te quiero o decirte que esto no tiene sentido. No sé si quiero vivir o quiero morir. No sé qué quiero hacer con mi vida, a veces ni siquiera sé quién soy. Y lo que siento es un vacío existencial, hago cosas por hacer, no me paro a pensarlas. Ni sé por qué las hago.
Supongo que será una mala racha, que todo pasará. Supongo que te volveré a querer como antes, que lo otro solo es pasajero. Que solo son paranoias mías.
Quiero pensar eso, no quiero perder, no quiero alejarme de la luz aunque quiera quedarme en la oscuridad.

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