miércoles, 4 de julio de 2012

Mi mundo interior

Dicen que todo se repite, que nada es para siempre. Que nunca es calma eterna, pero tampoco es siempre dolor. En eso pensaba yo en las eternas noches de invierno, acurrucada en una esquina de mi habitación. No hay calma para mí, en este cuerpo siempre habrá tormenta. Dolor permanente ahogado en alcohol. Penas que se enganchan al corazón y lo dejan lleno de heridas. ¿Qué me atormenta? No lo sé, la existencia en sí es una derrota tras otra hasta que no consigues recordar cuál fue el último momento en el que fuiste feliz. ¿De qué nos sirve tocar fondo, si eso no nos asegura que algún día lleguemos a la superficie? Esa sensación de que me falta el aire, de que me ahogaré en este vaso de cristal que para mí es como el océano infinito, de que nunca volveré a ser feliz. ¿Complejo de Polícrates? Sí, puede ser que tenga miedo de ser feliz si eso va a significar que le seguirá una desgracia. O puede que simplemente no sea capaz de asumir que nunca regresaré a la inocencia que me aislaba de todo.

Morriña

Todo eso que echaré de menos cuando me vaya. Todos los abrazos, todos los besos, todas las sonrisas, todas las lágrimas. Las alegrías y las tristezas que compartimos todos juntos. Un verano entero que nos unió para siempre. Y ahora que me voy me doy cuenta de que cada uno de vosotros ha conseguido quitarme más de una sonrisa desde que os he conocido, y es lo que echaré de menos cuando no esté aquí. La felicidad de levantarme pensando que os veré otro día más. Esos días de playa, esos largos paseos, esas charlas interminables, esos sábados de desfase.
Y no estoy triste porque me vaya, sino feliz porque cuando vuelva, vosotros estaréis aquí, y yo os seguiré queriendo a todos tal y como os quiero ahora. Que cuando vuelva os mataré a abrazos y besos y juntos pasaremos otro verano inolvidable.
No me olvidéis, porque yo os recordaré cada día que esté lejos ♥