domingo, 30 de diciembre de 2012

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Tengo tanto que agradecerte que me faltan las palabras para decir todo lo que te debo. Gracias por hacerme sonreír día tras día. Por conseguir que sea feliz, por darme un motivo para levantarme y acostarme contenta y con ganas de vivir. Gracias por esas caricias que me hacen sentir especial y por esas palabras que hacen que me sienta bien conmigo misma. Gracias por abrazarme, por comerme el pelo, por estar siempre a mi lado, por apoyarme en todo lo que hago y por pasar todo el tiempo que puedes conmigo. Por hacerme el amor como solo tú sabes, por quererme. Simplemente por ser tú.
Gracias por hacer que mi vida cambiara de un día a otro, de la noche a la mañana. Has pasado de ser solo un amigo a ocuparlo todo en mi vida; de ser un corazón roto a ser capaz de restaurarlo; de tener un alma oscura a encontrar la luz que me guíe.
Y te quiero, te quiero mucho. Te quiero desde antes de que tú me dijeras por primera vez que me querías. Te quiero desde hace tiempo y ni siquiera lo sabía. No me podía hacer ni una idea de que llegarías a significar tanto para mí.
Nosotros, que somos poca cosa. Que solo somos dos niños intentando jugar a enamorarnos. Pero hoy, aunque esto tal vez no sea para siempre, puedo decir que estoy orgullosa de haberte conocido y de haberme enamorado de ti.

lunes, 24 de diciembre de 2012

Glück gibt Schmerzen

La vida está llena de obstáculos que tendrás que ir superando a lo largo de tu vida. Las indecisiones y los problemas te harán caer una y otra vez, y notarás que a veces no tiene sentido levantarse y seguir luchando. Hasta la felicidad tiene inconvenientes.
Cuando estás entre los 14-15 años y te enamoras por primera vez, todo es maravilloso. Solo piensas en estar a su lado, en ser feliz, en sonreír junto a la persona a la que quieres y que las cosas duren cuanto más, mejor.
Pero a medida que pasan unos dos, tres años y llegas a la recta final de tus estudios de Bachillerato empiezas a plantearte cosas más serias. Cosas tales como tus estudios fuera de la ciudad en la que vives, alejarte de todo lo que quieres y de todo lo que te hace feliz. Y claro, todo se complica cuando tienes pareja. El que las personas seamos diferentes genera situaciones buenas y malas. A medida que vas creciendo tienes que tomar decisiones serias y más serias, decisiones que cambiarán tu vida.
Al empezar este curso pensaba que cuando me marchase de aquí, no echaría nada de menos. Realmente no tenía motivos para quedarme, lo único que me apetecía era irme lejos a estudiar y conocer gente nueva... No sé, ser una persona nueva en un lugar nuevo y dejar atrás estos años que tan oprimida me han tenido. Pero cuando empecé con él, empecé a replantearme estas cosas. ¿Qué pasará cuando yo me vaya? ¿Tendremos que dejar lo que podamos tener o tendremos que sufrir la distancia? Suelo ser una persona decidida en estos temas, siempre tuve bastante claro lo que quería estudiar y más o menos dónde quería estudiarlo. Pero ahora todo es indecisión, todo es pensar en eso y no poder evitar entristecerme. No quiero tener que escoger entre una cosa u otra, porque bien es cierto que no he sido capaz de conocer la felicidad hasta que lo conocí, hasta que él me dio la oportunidad de ver las cosas desde una mejor perspectiva.
En fin, hasta la rosa más bonita tiene espinas, tendré que aprovechar estos meses antes de saber si la rosa me desangrará antes de quitarle las espinas.