martes, 17 de enero de 2012

21:11

Cómo una simple chorrada puede hacer que se te caiga el mundo. A menudo veo a gente que se enfada por cualquier cosa sin sentido, cómo la más mínima cosa hace que la gente llore desconsoladamente. Y a veces soy yo la que experimenta ese vacío existencial. ¿Por qué una simple frase puede cambiar mi estado de ánimo? ¿Por qué me afecta eso que nunca me ha afectado?
No, no es la frase en sí la que me duele, sino que esa persona que me lo diga no esté valorando lo que le digo. Esa persona que parece que nunca valora lo que digo y hago, o tal vez es demasiado como para querer darse cuenta y estallar. Yo no estallo porque vivo en mi burbujita, porque quiero a esa clase de personas que a menudo me demuestran cosas que no sirven para nada, yo los amo. Y los valoro. Ya lo creo que los valoro, a algunos más de lo que deberían...

No hay comentarios:

Publicar un comentario