domingo, 12 de febrero de 2012

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Debería esperar a que pasaran 57 minutos y que fuera día 13 para poder publicar la entrada, pero es que no me apetece esperar. El tiempo no me va a decir cuándo decir que hacemos 4 meses puajajaja...
Bueno, sé que a veces digo muchas estupideces y que puedo llegar a sacar de quicio a todo el mundo, pero tú sigues aquí a mi lado, aguantándome siempre... ¿Cómo lo haces? Han sido los mejores cuatro meses de mi vida con diferencia, y no los cambiaría por nada del mundo. Desde ese trece de octubre no he parado de pensar en ti, en tu sonrisa, en tus ojos, en tu forma de ser, en la manera que tienes de abrazarme, de comerme a besos, de decirme que me quieres, de acariciarme, de hacer que me sonroje... Contigo viví alegrías y tristezas... Me viste reír, me viste llorar, me viste en mi mejor momento pero también en el peor, y procuraste sacarme una sonrisa siempre. Y te lo agradezco. Te lo agradezco en el alma porque me enseñaste a volver a vivir, me diste una razón para levantarme cada mañana con ese brillo en los ojos que había desaparecido, con una sonrisa que bueno, no será la mejor del mundo pero bueno, al menos a ti te gusta. Y a mí me encanta compartirlo todo contigo, tener esa necesidad de contarte todo lo que me pasa una y otra vez, de estar el mayor tiempo posible a ti lado, abrazada a ti en cualquier parte del mundo, cogiéndote de la mano y mirándote y... soy una cursi, pero es que me sale la vena sensible cuando pienso en ti... Porque eres la persona más importante de este mundo y no te quiero perder de nuevo, quiero quedarme a tu lado por el resto de los días, y que cuando seamos mayores pueda mirar al pasado y pensar que sí, que sufrí y todo eso pero que mereció la pena por estar a tu lado, por poder ofrecerte todo el amor que tengo dentro y recibir a cambio el doble de lo dado. Y que gracias por existir y que este mundo sea más llevadero, por darme tanto cariño y cuidarme y protegerme y malgastar tanto tiempo en mí.
Soy afortunada por tenerte en mi vida y por conseguir que yo esté en la tuya... Así que qué menos que escribirte algo para que sepas una vez más lo importante que eres para mí.
Te quiero, niño regaliz, señorito Borja García Cerviño. Y no me olvides, porque yo jamás lo haré...

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