Son sudor y lágrimas en el primer asalto, el terror a lo desconocido, el temor al ser dañado. Es el roce de tu piel el que hace que se me acelere el pulso, que tiemble y me ponga tan nerviosa. Eres tú el único que provoca esa sensación en mí, esa inquietud antes de devorarme por completo. Es un llanto antes de comenzar la batalla, cuerpo contra cuerpo, alma contra alma. Fundirme en tu pecho y ganarme las alas. Sentir tus labios salpicando mis sentidos, recorriendo cada parte de mi cuerpo. Cada vez más vacía y a la vez más llena, con tus manos rodeándome y con tus labios susurrándome que me amas y que me quieres hacer tuya y yo me muero si me dices que esta noche me lo harías con locura. Que quiero alcanzar la luna sin moverme de la cama, sin dejar de sentir la presión de tu cuerpo contra el mío, moviéndose suavemente al compás de una música insonora. Que sea más que un beso lo que quieras compartir conmigo. Que lo quieras compartir absolutamente todo.
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