viernes, 17 de agosto de 2012

Schmerz

Como la tentación de rozar con el filo del cuchillo la parte más profunda de tu alma. Como el abismo donde se caen todos mis sueños, donde después son devorados por el pesar de las promesas rotas en pedazos. Como la habitación en la que me hallo, rota de espanto por mis negras lágrimas, que fluyen lenta pero incansablemente. Como mis pupilas dilatadas después de la creencia de que todo iría bien con la siguiente calada. Pero me equivoqué. Me he equivocado tanto en esta vida que ya no sé lo que está bien y lo que está mal. Ni sé si quiero continuar el camino que me espera, lleno de golpes y heridas que no dejan de sangrar. De lágrimas que no dejan de caer. De corazones que no se cansan de ser rotos en pedazos una y otra vez. Quiero alcanzar la paz, la calma eterna. Sentirme flotar y abandonar mi cuerpo del todo. Quiero ser feliz, realmente feliz, poder al menos alcanzar un estado de alegría que me dure más de doce horas. Y lo que no se consigue viva, siempre se podrá conseguir en otra vida.

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