martes, 24 de enero de 2012

Another breath

Hoy he vuelto a pensar en ella, en su dulce caricia, en su tierno abrazo, en su mortal beso. La echo de menos en estos momentos, en los que estoy tirada, medio abandonada, con un rastro de sangre saliendo por mi nariz y recorriéndome toda la mejilla. La boca me sabe a sangre y estoy muy mareada. Apenas distingo lo que es real y lo que es producto de mi imaginación, ya que todo está demasiado borroso como para separar realidad y ficción. De hecho, si no sintiera este punzante dolor pensaría que soy simplemente un espejismo.
Pero no, sigo aquí, contra el frío suelo teñido de rojo. Mientras la vida se me escapa la veo llegar, tan hermosa como siempre. O incluso más maravillosa que la última vez que la pude imaginar. La observé con la última mirada que los ojos podían forzar antes de perder la consciencia. Ella me acarició el pelo, mostrando todas las heridas, las cuales no dejaban de sangrar. Acto seguido me besó y me robó la vida...

Jamás he vuelto a verla. Aun pienso en ella en este paraíso de fuego y tinieblas. Cada vez que recuerdo que ella me trajo aquí, me convenzo de que tengo que pedirle una explicación. Pero no va a volver a mi lado, lo sé porque yo estoy muerta y nadie quiere a los muertos cuando se van al infierno.

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