martes, 17 de abril de 2012

Mi pequeño descenso al infierno

Cuando ya no queda nada de sentimiento en nuestros encogidos corazones. Cuando nuestra alma ha sido pisoteada por todos los que quisieron abusar de nosotros. Cuando nos consume la tristeza día a día, hora tras hora, segundo a segundo, reprimíendonos y ahogándonos en el vaso de cristal en el que estamos encerrados. Es entonces cuando bajamos a lo más oscuro de este mundo, donde todo son cenizas. Donde se cumplen tus peores pesadillas y nunca conseguirás ver la luz de un día mejor. Todo es negro, en parte agradable, pero el dolor te desgarra las entrañas. Te sientas en una esquina y ves a las sombras pasar, con mirada triste y ausente, y piensas que ese es tu destino. Todos estamos destinados a ver que el infierno es nuestra nueva realidad. Lo que no está claro es si el mundo en el que vivimos será más infierno aún.

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